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Recuerdo cuando cayó por primera vez en mis manos el libro de El Secreto de Rhonda Byrne. Sería el año 2011 aproximadamente y recuerdo que me habló tanto que nunca se me ocurrió que nada se le pudiera objetar a este libro y sus enseñanzas. Tuve una revelación.
Lo llevé a lo largo y a lo ancho y, para mi sorpresa, encontré algunas reacciones de cinismo.
Recuerdo el comentario de una amiga a la Ley de Atracción: “dile eso a una persona que tenga cáncer”.
Hoy en día, sabiendo lo que sé, no solo de la Antigua Historia si no de la autosoberanía de salud y lo que opino sobre el cáncer y otras situaciones1 devastadoras comunes, hubiera tenido las herramientas para entender de dónde venía esa percepción y qué hacer con ella. En ese momento, simplemente me hizo cuestionarme mi inocencia.
Existe una gran diferencia entre la fe ciega (a lo que se refiere la gente cuando dice que alguien es “inocente”) y la creencia absoluta de haber visto y saber de la Realidad. De haber tenido una revelación. Y de dedicar nuestra vida al servicio de abrirle puertas a esa revelación que quiere nacer.
En el capítulo de la Inocencia (Naivité) en el libro de Charles Eisenstein, se nos ilustra a la perfección - con una historia real - cómo poner la practicidad que el cinismo alaba al servicio de la inocencia. Cómo no están reñidas. Cuando realmente sabemos2 que algo es posible, esto emana de cada poro de nuestra piel y, sin forzarlo, logramos dos cometidos que son clave para la co-creación de lo que queremos ver materializado:
Conseguimos CAMBIAR la esencia de nuestro ser. Lo cual es necesario para que el cambio que queremos co-crear ocurra.
Nos abrimos y facilitamos oportunidades y Serendipities que, de no estar convencidos, no hubiéramos “arriesgado”. Nos volvemos agentes del “y que pasará si hago esto? Probemos…” Y el mundo empieza a responder de una manera casi extraña. La Magia.
El cometido 1 no es pequeña cosa y es absolutamente necesario para co-crear con el Universo, con el destino.
Volvamos al libro de “La Magia” ahora para solucionar el talón de Aquiles que es precisamente aquello que puede suscitar cinismo:
En la Ley de la Atracción se nos pide que recitemos a diario mantras de aquello que deseamos como si ya fuera una realidad. Y el problema en esto es que nuestras creencias no se pueden cambiar a voluntad.
“Dile eso a una persona que tenga cáncer”.
En efecto, tratemos en esa situación de convencernos de que todo está bien y que la salud abunda en nuestro cuerpo. Y por más que deseemos que eso sea verdad, una voz en nuestra mente siempre va a replicar “me lo creeré cuando lo vea”.
Si no podemos de VERDAD creer que aquello que queremos es verdad, no podemos generar el cambio en nosotros que facilita nuevas creencias reales y, en consecuencia, cambio real en el mundo material.
“Sé el cambio que quieres ver”.
Esta frase no podría estar más cargada de verdad. No es un simple tatuaje atractivo o un print para una camiseta.
Esconde la esencia de la verdad más absoluta para co-crear y materializar el cambio que queremos ver.
Pero ¿Cómo hacerlo entonces?
La Ley de Atracción no está equivocada.
En mi opinión estábamos adelantándonos a nosotros mismos, queriendo creer sin haber tenido primero una revelación y sin haber observado y hecho uso de aquello que YA ES material, que YA existe y que es el camino a la visión y al cambio verdadero de creencias.
Un pequeñísimo y poderoso cambio de punto de vista.
En el episodio de hoy descubrimos cómo.
Nótese que no digo “enfermedades”, la palabra “situaciones” es deliberada.
El libro de Charles se llama “El mundo más hermoso que nuestros corazones SABEN que es posible”. De nuevo, la palabra '“saber” es deliberada. No utilizó la palabra “pensar” o “creer”. Nuestros corazones SABEN. Es una revelación que viene de fuera de nosotros mismos.
E14. Cómo co-crear con el Universo la realidad que queremos ver materializada